La carta del lector José Manuel García González (“Balance 2025” - 22/12), me recuerda a la metáfora del burro persiguiendo la zanahoria que cuelga de un palo, a la que siempre la tiene tan cerca, pero tan inalcanzable a la vez. Por supuesto que, para que esto suceda, siempre tiene que haber burros; zanahorias y profesionales de la manipulación emocional y aspiracional de los burros, con la capacidad comunicacional y operativa para colgar la zanahoria y el palo. Tuvimos un buen ejemplo hace unos días, cuando el economista Federico Domínguez visitó Tucumán (LA GACETA del 20/12/25 lo informó), invitado por una agrupación que se autopercibe liberal y moderna, llamada Federalismo y Libertad. Como si LLA hubiera asumido ayer la presidencia de la Nación - sin sonrojarse - pronosticó que “en 2026, comenzará un proceso largo de crecimiento” y, redoblando la apuesta, aseveró que el Gobierno (el de Karina Milei; el de los Menem y el de los PRO-macristas), “implementó un plan que cambiará la matriz de la economía nacional”. Miente; miente, que siempre, algo queda… El presidente Milei tiene cada día menos titulares para panfletear en los medios adictos y repite expectativas y promesas de un disfrute celestial post mortem, para aquellos que acepten una miserable vida de falencias e imposibilidades, con una lenta muerte sobre esta bendita tierra, cual burros yendo detrás de una zanahoria. El improvisado Presidente hace de bufón principal argento por todo el mundo, mientras la casta del poder real maneja el Estado y sus cajas, manteniendo inalterables los objetivos fijados y las condiciones impuestas por Inglaterra primero (cuando nacíamos como patria independiente de España) y por EEUU después, con el Plan Cóndor y el Consenso de Washington. A esta historia ya la conocemos, porque la vivimos; la sufrimos y la padecimos, como nación y como sociedad, pero también como familiares; vecinos; amigos; conocidos o compañeros del laburo, obsesionados con seguir la maldita zanahoria que el manipulador de turno ofrezca. El manipulador es siempre el mismo y el burro, también. Lo que realmente hace hervir la sangre -a esta altura de los acontecimientos- es que hasta la zanahoria es la misma, aunque ya podrida por el tiempo de uso y con un mal olor perceptible a la distancia. El año 2001 quedará empequeñecido, a la par de la tierra arrasada que LLA dejará.
Javier Ernesto Guardia Bosñak
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